Allí se encuentran ellos jugando a las escondidas, las sonrisas que se dibujan en sus rostros llenan mi día, no soy de las que se debilita y corre hacia un niño porque le da ternura, solo los observo, como seres en plena evolución, que están a tiempo de no cometer los mismos errores que nosotros.
Ya termino su jornada de jugarretas, ¡ahora a trabajar!, se turnan los carros, aquí están tocando puertas y vidrios a la espera de una ayuda, para comer y quizás que otra cosa más, las personas los observan con lastima y hasta con rabia, y les preguntan: ¿No estudian?, ¿Dónde están sus padres?, preguntas comunes, así como su hambre cada mañana al levantarse. Uno respondió diciendo, que su padre estaba muerto y su madre no sabía dónde estaba
Acuden a la escuela la mayoría, en busca de sueños y esperanzas, algunos solo por asistir. Son tan jóvenes y están llenos de cicatrices, abundan sus huidas de la policía, sus cuentos de cómo anoche escaparon de “los pacos” son increíbles.
Uno se me acerca y conversamos un rato, lo conozco desde hace tiempo, siempre lo veo correteando de un lado a otro y me parece simpático este niño, me doy cuenta por lo que comenta que su familia tiene lo que él llama “problemas”, se refiere a que ninguno de sus papas tienen trabajo y tiene hermanos pequeños los cuales no quiere que pasen necesidades.
Tras minutos de conversación me aprendo su nombre, y comienzo a conocer a un ser que hacia ajeno a mi mundo, lleno de sueños, que ya diferencia lo bueno y lo malo. A su edad me encontraba detrás de un televisor o manejando bicicleta con mis hermanos, en cambio el luego del colegio se entrega a las calles en busca del sustento para su familia, de la cual él se siente ya responsable.
Su rostro se llena de dicha, un señor le entrego bastantes monedas, me dice: ¡creo que hoy me iré temprano!, ellos se trazan metas cada día, entre más pronto la logren más temprano llegaran a sus hogares, en caso de que existan estos.
Se burlan de su mala suerte, se obligan a madurar, en momentos de mi conversación con el niño sentí perdida su inocencia, ese desconocimiento de las necesidades de los demás no aplicaba en el, me contaba como muchos de sus “amigos”, se hacían marchado en busca de algo mejor, mucho yacían 3 metros bajo tierra, otros vendiendo narcóticos en otra parte de la ciudad y otros dedicados al hurto.
Le pregunto por un muchacho con el cual siempre los veía acompañados, me dijo: ¡El se fue lejos!, y sonrió, me paralice por completo, pues su expresión fue de tanta serenidad que admire a este ser que apenas empezaba a conocer.
Guarde silencio y lo seguí observando en su labor de día a día, se expresaba con tanta fluidez a diferencia de sus otros compañeros, hasta compartió conmigo una hamburguesa que le habían obsequiado.
El contacto con ese niño me cambio por completo la idea que tenía de estos infantes buscadores de horizontes, es estúpido de nuestra parte llamarlos “niños de la calle”, solo son inocentes que aprendieron a dominarla, se hicieron parte de ella y conviven todos los días con la ignorancia de los que los llaman y vejan de mil formas.
Ya van a ser las 11pm ya casi no quedan niños, me dice que ya le toca marcharse, porque mañana tiene clases, le ayudo a contar su ganancia y créanme que gastamos mas en maquillaje o comida chatarra, vuelve a sonreír porque logro su meta y hasta la supero, se da la vuelta y se va.
Y he allí el ser que me dejo una de las mejores enseñanzas de mi vida, no debe pasar los 11 años, y está lleno de una sabiduría increíble que le enseño la calle, su ropa sucia, sus zapatos desgastados, y aun así sale cada día en busca de algo mejor.
Me dejo de obsequio una de esas baritas que conservan un olor increíble se llaman incienso, a pesar de que le comente que no me gustaba el olor que estas desprendían.
¡Oh gracias Leonel!
EL hambre no te lleva a la miseria
Solo eres tu precursor de tu destino...
Ya termino su jornada de jugarretas, ¡ahora a trabajar!, se turnan los carros, aquí están tocando puertas y vidrios a la espera de una ayuda, para comer y quizás que otra cosa más, las personas los observan con lastima y hasta con rabia, y les preguntan: ¿No estudian?, ¿Dónde están sus padres?, preguntas comunes, así como su hambre cada mañana al levantarse. Uno respondió diciendo, que su padre estaba muerto y su madre no sabía dónde estaba
Acuden a la escuela la mayoría, en busca de sueños y esperanzas, algunos solo por asistir. Son tan jóvenes y están llenos de cicatrices, abundan sus huidas de la policía, sus cuentos de cómo anoche escaparon de “los pacos” son increíbles.
Uno se me acerca y conversamos un rato, lo conozco desde hace tiempo, siempre lo veo correteando de un lado a otro y me parece simpático este niño, me doy cuenta por lo que comenta que su familia tiene lo que él llama “problemas”, se refiere a que ninguno de sus papas tienen trabajo y tiene hermanos pequeños los cuales no quiere que pasen necesidades.
Tras minutos de conversación me aprendo su nombre, y comienzo a conocer a un ser que hacia ajeno a mi mundo, lleno de sueños, que ya diferencia lo bueno y lo malo. A su edad me encontraba detrás de un televisor o manejando bicicleta con mis hermanos, en cambio el luego del colegio se entrega a las calles en busca del sustento para su familia, de la cual él se siente ya responsable.
Su rostro se llena de dicha, un señor le entrego bastantes monedas, me dice: ¡creo que hoy me iré temprano!, ellos se trazan metas cada día, entre más pronto la logren más temprano llegaran a sus hogares, en caso de que existan estos.
Se burlan de su mala suerte, se obligan a madurar, en momentos de mi conversación con el niño sentí perdida su inocencia, ese desconocimiento de las necesidades de los demás no aplicaba en el, me contaba como muchos de sus “amigos”, se hacían marchado en busca de algo mejor, mucho yacían 3 metros bajo tierra, otros vendiendo narcóticos en otra parte de la ciudad y otros dedicados al hurto.
Le pregunto por un muchacho con el cual siempre los veía acompañados, me dijo: ¡El se fue lejos!, y sonrió, me paralice por completo, pues su expresión fue de tanta serenidad que admire a este ser que apenas empezaba a conocer.
Guarde silencio y lo seguí observando en su labor de día a día, se expresaba con tanta fluidez a diferencia de sus otros compañeros, hasta compartió conmigo una hamburguesa que le habían obsequiado.
El contacto con ese niño me cambio por completo la idea que tenía de estos infantes buscadores de horizontes, es estúpido de nuestra parte llamarlos “niños de la calle”, solo son inocentes que aprendieron a dominarla, se hicieron parte de ella y conviven todos los días con la ignorancia de los que los llaman y vejan de mil formas.
Ya van a ser las 11pm ya casi no quedan niños, me dice que ya le toca marcharse, porque mañana tiene clases, le ayudo a contar su ganancia y créanme que gastamos mas en maquillaje o comida chatarra, vuelve a sonreír porque logro su meta y hasta la supero, se da la vuelta y se va.
Y he allí el ser que me dejo una de las mejores enseñanzas de mi vida, no debe pasar los 11 años, y está lleno de una sabiduría increíble que le enseño la calle, su ropa sucia, sus zapatos desgastados, y aun así sale cada día en busca de algo mejor.
Me dejo de obsequio una de esas baritas que conservan un olor increíble se llaman incienso, a pesar de que le comente que no me gustaba el olor que estas desprendían.
¡Oh gracias Leonel!
EL hambre no te lleva a la miseria
Solo eres tu precursor de tu destino...
Lesb Peqña
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